Hola a todos, me atrevo a escribir este artículo por una experiencia vivida hace unos días, justo en momentos cuando en los diarios de la región se hablan mucho de revocatorias de las autoridades políticas, lo cual implica un cambio, no en su magnitud lo que seria el cambio sino tan solo por ser un mero cambio. Lo cual se asume que eso va solucionar los problemas que tiene esta ciudad.
El domingo mientras volvía de una reunión importante, en un vehiculo de servicio público, unos niños y adolescentes arrojaron agua al vehiculo colectivo, dejando casi a todos los pasajeros mojados y por consecuencia enojados,
La decisión que tome en ese momento fue la de bajarme del carro, dirigirme al grupo de adolescentes que estaban juntando agua de un desagüe para echar a cualquier carro que pasaba por sus caminos,
La intención mía era llamarles la atención y al mismo tiempo preguntarles ¿por qué hacen eso? la respuesta fue: ¡es carnaval y estamos jugando! Una respuesta simple de estos adolescentes. Yo quise entrar en diálogo para hacerles entender que, si bien echar agua es el juego de esta fiesta (Carnaval), yo no estaba jugando y no tenían porque echarme (con un tono un poco elevado por cierto ya que estaba un poco molesto por la actitud de estos muchachos). Se acercó a mi un señor a decirme que quién soy yo para llamarles la atención a esos niños si lo están haciendo con el consentimiento de sus padres además están en su libertad de hacerlo. Estas palabras me conmovieron rotundamente, el escuchar que estos muchachos estaban jugando así con el respaldo de sus padres; lo único que le dije al señor fue lo siguiente: “disculpa, pero es una vergüenza oír lo que me acaba de decir, me das a entender que estos padres disfrutan de la irresponsabilidad que ellos mismos tienen sobre sus hijos, por eso estamos como estamos en los servicios de educación que brinda el Estado, porque en la casa los padres no enseñan a sus hijos a respetar.”
Amigos, ésta es nuestra cultura. Soy loretano y me siento orgulloso de serlo , pero me da mucha pena que algunos padres de familia de nuestra Región desconocen el rol sobre sus hijos; viven día a día lamentándose de la situación en la que vivimos sea económica, política o social, y no toman en cuenta que el papel que tienen como padres es fundamental ahora, en el presente, para el futuro de nuestros hijos y de nuestra región; Enseñar a sus hijos valores, como el respeto, e instruirlos en principios reales, los formarán para ser verdaderos ciudadanos que lleven al progreso, en primer lugar sus vidas, y por consiguiente sus familias, su comunidad, su región y su nación; Nuestros hijos sabrán autogobernarse, es decir, sabrán distinguir entre lo bueno y lo malo, para tomar decisiones correctas sin dejarse engañar y manipular por otros.
Como carecen el autogobierno y demás valores y principios, estamos acostumbrados a que alguien nos diga qué hacer, qué esta bien y qué esta mal, muchas veces llegando al extremo de que esto se manifieste en un acto legal, o por medio de un decreto, para recién cumplirlo. Qué les parece?, pagamos nuestros impuestos al gobierno para que por medio de los gobernantes nos digan que hacer ¡Hasta donde llegamos! Mandamos a nuestros hijos a la escuela y dejamos que el profesor se encargue de la educación de ellos; olvidando una vez más que la primera escuela de un niño está en el hogar, por medio del vivo ejemplo que dan los padres a sus hijos y con las enseñanzas que estos puedan brindar, pero como esto casi no se da, seguimos esperando que alguien los eduque, pagando impuestos para ello y la cosa nunca cambia.
Por eso, La única y sencilla razón por la que me anime a escribir este artículo es porque quiero ser parte del cambio que todos pedimos, pero muy pocos saben cómo. Espero que reflexionen. Creo que mientras no haya un cambio interno, no podemos esperar que lo externo cambie. Tenemos derecho a ser libres porque la libertad es una ley natural, pero no olvidemos que nuestra libertad tiene límites, y su límite es la responsabilidad.
El domingo mientras volvía de una reunión importante, en un vehiculo de servicio público, unos niños y adolescentes arrojaron agua al vehiculo colectivo, dejando casi a todos los pasajeros mojados y por consecuencia enojados,
La decisión que tome en ese momento fue la de bajarme del carro, dirigirme al grupo de adolescentes que estaban juntando agua de un desagüe para echar a cualquier carro que pasaba por sus caminos,
La intención mía era llamarles la atención y al mismo tiempo preguntarles ¿por qué hacen eso? la respuesta fue: ¡es carnaval y estamos jugando! Una respuesta simple de estos adolescentes. Yo quise entrar en diálogo para hacerles entender que, si bien echar agua es el juego de esta fiesta (Carnaval), yo no estaba jugando y no tenían porque echarme (con un tono un poco elevado por cierto ya que estaba un poco molesto por la actitud de estos muchachos). Se acercó a mi un señor a decirme que quién soy yo para llamarles la atención a esos niños si lo están haciendo con el consentimiento de sus padres además están en su libertad de hacerlo. Estas palabras me conmovieron rotundamente, el escuchar que estos muchachos estaban jugando así con el respaldo de sus padres; lo único que le dije al señor fue lo siguiente: “disculpa, pero es una vergüenza oír lo que me acaba de decir, me das a entender que estos padres disfrutan de la irresponsabilidad que ellos mismos tienen sobre sus hijos, por eso estamos como estamos en los servicios de educación que brinda el Estado, porque en la casa los padres no enseñan a sus hijos a respetar.”
Amigos, ésta es nuestra cultura. Soy loretano y me siento orgulloso de serlo , pero me da mucha pena que algunos padres de familia de nuestra Región desconocen el rol sobre sus hijos; viven día a día lamentándose de la situación en la que vivimos sea económica, política o social, y no toman en cuenta que el papel que tienen como padres es fundamental ahora, en el presente, para el futuro de nuestros hijos y de nuestra región; Enseñar a sus hijos valores, como el respeto, e instruirlos en principios reales, los formarán para ser verdaderos ciudadanos que lleven al progreso, en primer lugar sus vidas, y por consiguiente sus familias, su comunidad, su región y su nación; Nuestros hijos sabrán autogobernarse, es decir, sabrán distinguir entre lo bueno y lo malo, para tomar decisiones correctas sin dejarse engañar y manipular por otros.
Como carecen el autogobierno y demás valores y principios, estamos acostumbrados a que alguien nos diga qué hacer, qué esta bien y qué esta mal, muchas veces llegando al extremo de que esto se manifieste en un acto legal, o por medio de un decreto, para recién cumplirlo. Qué les parece?, pagamos nuestros impuestos al gobierno para que por medio de los gobernantes nos digan que hacer ¡Hasta donde llegamos! Mandamos a nuestros hijos a la escuela y dejamos que el profesor se encargue de la educación de ellos; olvidando una vez más que la primera escuela de un niño está en el hogar, por medio del vivo ejemplo que dan los padres a sus hijos y con las enseñanzas que estos puedan brindar, pero como esto casi no se da, seguimos esperando que alguien los eduque, pagando impuestos para ello y la cosa nunca cambia.
Por eso, La única y sencilla razón por la que me anime a escribir este artículo es porque quiero ser parte del cambio que todos pedimos, pero muy pocos saben cómo. Espero que reflexionen. Creo que mientras no haya un cambio interno, no podemos esperar que lo externo cambie. Tenemos derecho a ser libres porque la libertad es una ley natural, pero no olvidemos que nuestra libertad tiene límites, y su límite es la responsabilidad.
Si vamos a esperar a que alguien lo haga por nosotros, nunca veremos un verdadero cambio.
La verdad libera y trae prosperidad, la mentira esclaviza y trae miseria.
Escrito po: Luis Daniel Montes Valles...un gran amigo y defensor de la libertad.